 | La conversación
Manejaba tranquilo, disfrutando del paisaje y del silencio, de pronto vio un árbol frondoso y paró a su sombra.
"Porque paraste Juan?" "No sé" contesto Juan "tenia ganas de disfrutar eso con toda mi energía, sin tener que pensar siquiera en manejar, mirar como el sol va cayendo, el cielo teñido de naranja, no se por qué paré, pero estoy contento de haberlo hecho"
Bajó las ventanas para disfrutar de la brisa fresca, se bajó del auto, caminó unos pasos, se estiró y volvió al auto "La pucha!" dijo "que paz! Que lindo es sentirse así, lejos de todo y sabiendo que nada se va a arruinar si me quedo acá dos horas o dos días!" "Te parece Juan? Como vas a explicarlo si no vuelves en dos días? Que vas a decir cuando te pregunten? Paré debajo de un árbol a mirar el paisaje y me quedé ahí? Van a pensar que eres un irresponsable!"
Juan miró hacia afuera, era tan lindo lo que veía! Sus ojos no querían dejar de mirar y sus oídos no querían escuchar palabras como las que escuchó. Se bajó nuevamente del auto y se sentó bajo el árbol en silencio. Su mente estaba en blanco, no pensaba en nada, tan solo sentía profundamente como la noche se preparaba para comenzar a reinar. Extrañamente, él también se sentía preparando un cambio de luz. Podía parecer tonto, pero sentía una nueva fuerza.
"Te vas a quedar toda la noche debajo de ese árbol? No hay acaso que comer y volver a casa? Vamos Juan! No eres un niño!" Juan miró hacia la noche y luego a su reloj, hacia tres horas que estaba allí. Se levantó de a poco llenó sus pulmones de aire y pensó en volver a sentarse. "Y Juan? Nos vamos?" Miró hacia el auto y marchó hacia el, abrió la puerta, se sentó en silencio y arrancó el motor. Dio la vuelta y se encamino a su casa.
No quería estar solo, prendió la radio bien fuerte y manejó sin ver el camino. El asiento vacío a su lado le parecía extraño. Llevándose por el tráfico fue entrando a la ciudad. |
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